jueves, 16 de septiembre de 2010

Haciendo Zaping por Un libro

Me cuesta leer. Un libro entero claro, porque es imposible no leer cotidianamente. A veces pienso que la lectura no es un acto de liberación, sino mas bien que el lenguaje nos limita, nos pone una barrera entre lo que es real y lo que no. No existe el objeto sin la palabra. No existe pensamiento sin palabra, las palabras nos acechan todo el tiempo y en muchos casos nosotros mismos somos una palabra.
Me cuesta leer y es una confesión que un estudiante de Comunicación Social no debe hacer porque es una contradicción profundísima, pero prefiero ser Verdadero, antes que Irreal.
A veces, cuando pienso en esa traba, me angustio un poco y el entorno se me pone demasiado gris.
Creo que el acto de lectura, es un acto revolucionario, pero debemos elegir lo que queremos leer, por eso considero que muchas la universidad es funcional a los esquemas tradicionalmente impuestos y a las matrices sociales que dice que quiere “transformar”.
La facultad como organismo deriva del pensamiento humano, la educación en general es así. No es algo que existe por generación espontánea y pensar que detrás del signo lingüístico “Educación” no hay un sentido preponderante sería caer en un error irreversible para las sociedades modernas.
Allí es donde reside lo profundo de la cuestión, en apoderarse del sentido. En ese proceso de atribuirse el sentido de la palabra Educación, es donde aparece la militancia, No existe Persona sin militancia. Ésta es el artefacto fundamental para modificar ciertas estructuras de pensamiento instaladas y regadas a “diario”, por ciertos sectores de la sociedad, que todavía creen que la educación tiene color.
Hay un sistema que se adueñó de la educación, y determinó pasos a seguir para enseñar y títulos para poder ejercer ciencias en “servicio de la comunidad”, mi costado pesimista me dice que no es así.
Las Universidades son nada más que concentrados Polos de conocimiento, donde no todos los individuos de una sociedad acceden de la misma manera, en las mismas condiciones, creer que la universidad pública es gratuita es un espejismo.
Hay que repensar el concepto de educación, bajarlo a tierra, volver a hablar de “Conocimiento” y de “saber”, como lo intrínseco de hombre, como aquellos que nos permite avanzar, no hay Ser sin la necesidad de conocer, no hay felicidad sin la sorpresa del descubrimiento.
Aunque me genere mucha impotencia creer en esto, las prácticas educativas se dan en términos lineales y verticales.
Mis neuronas, las que quedan cuerdas, se retuercen cada vez que escuchan la palabra alumno, cada vez que sienten que un estudiante es pensando como un mero recipiente vacío y no como una fuente permanente de producción de sentido.
Insisto en repensar nuestro lenguaje, volcarlo para que sea una herramienta de emancipación cultural, crecimiento filosófico y desarrollo humano.
Creo en el diálogo y en la búsqueda constante de la superación de las movilizaciones individuales, en un contexto de sentidos multi-direccionales, donde hay mas cosas en común entre los humanos de lo que nuestra educación nos deja ver

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