El eco del eco del eco de un sentimiento

No es fácil ser feliz, porque nos enseñaron de chiquitos que para ser feliz es necesario tener plata, que para ser exitoso, no hay nada mejor que un buen auto y buen traje. El acceso a la plata no es igual para todos en estos pagos, por eso, todo eso es injusto e irreal.
Nos educaron mostrándonos una manera de ser Nacional, una forma de ser hombre y de ser mujer, fuimos, y si no reaccionamos pronto, seguiremos siendo inmersos en la historia de los que ganan, seguiremos pagando deudas con billetes con caras de aquellos que escribieron con sangre nuestra historia. Los tiempos se aceleran, las posibilidades se esfuman, y solo importan esos papeles impresos con PRÓceres
Yo tuve la suerte de poder patear una pelota cuando era chico, de gritar un gol, de ver mi sombra mientras corría. También tuve la dicha de andar mucho en bicicleta con amigos del barrio, hasta los días de lluvia pedaleábamos sin importar el resfrío que mamá nos pronosticaba.
Esas son las cosas que me llevo de este mundo, creo, que esas son las cosas que me hicieron ser en la vida algo, ese algo que busca la felicidad en otros horizontes, ese algo que todavía se deja sorprender por los colores del cielo y ese algo que se deja absorber por sus estados de ánimo, que están sentados en una butaca de un sube y baja en la plaza de Paso Del Rey.
Ahora bien, un niño me preguntó un día por qué el mundo del adulto no puede estar cargado de ese entusiasmo infantil, por qué a los dieciocho años se es mayor de edad cuando todavía no se sabe ni quien es uno ni menos aún de donde viene, cosas que creo nunca se terminan de saber.
Sin responderle literalmente, atiné a decirle que lo cruel es la construcción del placer individual que nos han
digitado, y que no seremos libres ni revolucionarios sino logramos formar futuras mentes con estructuras de pensamiento colectivas. Si no conseguimos de una vez por todas a los que vienen y a los que están, que deben amar el milagro de tener mentes socializadoras y el acto de liberación espiritual que produce generar acciones de emancipación colectiva, sin esperar nada más a cambio, que la felicidad del hacer